Buenos días, mundo!
Facebook me pide que diga algo sobre mí para que las personas sepan quién soy. Y a mí esta petición me genera cierto estupor: tengo que decir a los otros, las demás personas que no son yo (¿o sí?) quién soy yo, que no soy ellas (¿o sí?) ¿Lo veis? Para que el supuesto "otro" sepa quién es la supuesta "yo", primero he de saberlo yo misma (más que nada para dejarnos de suposiciones ilusorias): ¿quién soy yo? pregunto. ¿Quién soy yo? Si permanezco ahí, en el interrogante, sin buscar en mi mente respuestas inteligentes o salidas ingeniosas e inciertas, si me quedo quieta en la pregunta ¿quién soy yo?, se abre un espacio vacío de palabras-pensamiento, un silencio espaciado donde todo, absolutamente todo (tú, yo, ahora, antes, después, enfermedad, muerte, nacimiento) está ocurriendo sin más intervención que su propio orden. Podría decirse que ni siquiera está ocurriendo nada, las cosas simplemente son. Las esferas encuentran su armonía en ese espacio donde no existe algo a lo que alguien pueda llamar yo. En su lugar, hay descanso-paz, alegría-amor, libertad para simplemente ser. Ahora comprendes la frase "la verdad os hará libres" y parafraseas: " la verdad acerca del yo, o su ausencia, os hará libres" porque te sabes libre de ti y libre del tiempo. Curioso. Quedarse quieta tiene muchas ventajas. La quietud mental, entiéndase. Es otra manera (para mí la única real) de proteger verdaderamente la vida. Esta meditación en la pregunta ¿quién soy yo? (o cualquier otra que te sirva) protege nuestras mentes del miedo y de la ignorancia. Os la recomiendo. Y esto es cuanto puedo decir sobre mí. P.D.: si unes las frases en negrita sale un bonito poema.
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Buenos días, mundo!
Un nuevo día amanece y seguimos respirando. ¡Milagro! ¿Os parece que exagero? Pensadlo, pensadlo. Seres humanos, como nosotros, están dejando de respirar en este mismo momento. Cada respiración nos ofrece una nueva oportunidad para amar o, lo que es lo mismo, para sonreír a los vecinos, para ser amable, para rectificar, para disfrutar, para perdonar, para volver a empezar, para compartir con aquellos que, como nosotras, todavía respiran. Propongo una meditación: CADA RESPIRACIÓN ME OFRECE UNA NUEVA OPORTUNIDAD PARA AMAR. Pensemos esto constantemente, hasta que el corazón se alegre. Pensemos esto en lugar de seguir polucionando el aire del planeta con nuestra terca, necia, ignorante ingratitud. (¿me he pasado con los adjetivos? es lo que pienso de mí cuando lo olvido) |
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